Desde ese precedente, 69 finales se han efectuado, y en
12 ocasiones los mismos equipos se enfrentaron en temporadas consecutivas; de
la docena resaltada, cuatro veces Lakers y
Celtics han sido los conjuntos involucrados.
Agreguen una treceava con la presente.
Al vencer en un emocionante séptimo partido a Oklahoma City Thunder, un rival que le
resultó más que respondón, los Golden
State Warriors repiten su participación en la Final y de paso reeditan la
versión de la pasada temporada, pues los Cleveland
Cavaliers ya habían asegurado días antes su lugar en el grandioso
escenario.
Es casi obligatorio resaltar en este comentario
estadísticas frías y numeritos que proyectarían el devenir de esta anhelada serie
final, pero este nivel de competencia va más allá de porcentajes y récords. Son
esos intangibles que dictarán la cadencia del baile, mas no nos precipitemos.
Esta es la sexta visita a un Final para los Warriors, siendo parte de la Conferencia Este
y representando la ciudad de Philadelphia
fueron tres veces (1947, 48, 56) compilando marca de 2-1, después de mudarse al
Oeste en 1962 han salido victoriosos en las dos ocasiones que llegaron al
excelso escenario (1975, 2015).
Los Cavs fundados
en 1967, pero con participación en la
NBA desde 1970, arriban a su tercera Final saliendo
cabizbajos en las dos anteriores (2007, 2015). En las tres oportunidades de
alcanzar el cetro de campeón el equipo con sede en Cleveland ha sido guiado por LeBron James, quien ya tiene una deuda
moral con esta ciudad.
La superioridad del quinteto de la Bahía en las últimas dos
campañas ha sido más que evidente, no solo sobre Los Cavaliers, sobre toda la liga. Mostraron un dominio casi total
durante esta temporada regular, y no fue hasta la Final de Conferencia donde
pudimos ver su humanidad.
El dominio de Golden
State frente a Cleveland Cavaliers
ha sido sencillamente aplastante, con un record de (7-3) en los últimos 10
encuentros incluyendo la Final
del año pasado, donde los Warrios
sobre anotan a Cavs 114/104 tirando
para un 48.3 % de campo, y un astronómico 41.3 % de larga distancia.
Únicamente en los juegos dos y tres de la Final 2015 Cleveland dio
luces de tener herramientas para ganarle a GSW. En esos partidos la marca de Matthew Dellavedova causó estragos sobre
la eficiencia de Sthephen Curry,
restringiéndolo a un 25 % de campo y 33 % de tres. Pero el encanto fue efímero,
el “chico maravilla” ajustó aumentando a un robusto 56 % su eficiencia hacia el
canasto en los cinco juegos en que se han enfrentado desde entonces.
Puedo seguir, los numeritos son incontables, y
definitivamente dan un panorama bastante acertado sobre el resultado de un
juego, hasta de una serie. Basados en los ya mencionados, por ejemplo, los
alojados en la costa salen amplios favoritos, 70/30 como sustentan la mayoría
de los analistas.
No me circunscribiré a las estadísticas, en esta Final surgirán
muchos intangibles que vale la pena mencionar.
Para Golden State hay un elemento clave que los impulsa a
coronar una de las mejores campañas registradas en el mejor baloncesto del
mundo, ganar el campeonato sería quebrar por completo el monumento
sentimentalmente erguido a los históricos Chicago Bulls de 1995-96. Si no
completan la travesía colocando en su vitrina el Trofy, haber roto la marca de
victorias quedará con un amargo sabor.
Defender su título también es otra arista interesante, en
20 ocasiones un conjunto campeón regresa el próximo año a revalidar su corona,
Los Warriors buscan iniciar su propia dinastía. La historia los obliga a hacerlo.
Además, debo incluir el factor orgullo, muchos cuestionan
que el campeonato logrado la temporada pasada fue a expensas de unos Clavaliers
diezmado por las lesiones, no me incluyo entre esos, las lesiones son parte del
juego y se debe dar mérito a Golden State que pudo sortear con las dificultades
físicas de una difícil temporada y erigirse como campeones.
El quinteto de Los Cavs, de su parte, buscan terminar con
esa sequía de campeonatos que tiene la furibunda cuidad de Ohio. Tienen todas
las esperanzas cifradas en los hombros de un conjunto que fue el mejor de su
Conferencia, y que su paso por la actual postemporada así lo demuestra, pues
solo han perdido dos encuentros ante un aguerrido Toronto Raptors que
demostraron ser casi imbatibles cuando juegan en su casa.
El astro LeBron James tiene una deuda con su fanaticada
que han visto al “Rey” perder su sitial ante un Sthephen Curry que tiene al
mundo del aro y el balón maravillado con sus espectaculares lances de muy larga
distancia. Y sumado a esto, los equipos liderados por James han sucumbido en
las últimas dos finales.
La naturaleza humana es tan curiosa que hasta pudiera
acostumbrarse a las derrotas, y el record negativo de LeBron en series finales
pudiera estar llevándolo a esa absorbente trampa de arenas movedizas.
Curry en conferencia de prensa afirmó que no busca
destronar a nadie de su reinado, ni ser el rostro de la NBA, que su intención
es ganar anillos, y le creo. Pero de paso, mientras logra llenar su vitrina de
trofeos, lograr ser mencionado como el mejor jugador en su época es un plus que
no caería nada mal.
La guerra no es solo por un título, es sobre egos, marcas
históricas, deudas sentimentales, hegemonías monárquicas, dinastías estableciéndose.
Es referente silenciar comentarios y demostrar superioridad, es acerca de
alcanzar la gloria.
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