Rayito de sol
El sol, astro rey; ha sido venerado por muchas civilizaciones antiguas, que directa o indirectamente influenciaron en la conformación social, ideológica y política de los pueblos.
Sentir cada mañana como una dosis de su cálida caricia revitaliza y llena el cuerpo de energía, es extraordinario. Ver el brillo que sus destellos impregnan en los árboles, es poético. Su reflejo en las cálidas aguas del mar, es impresionante.
Yo, por mi parte, descubrí otra de sus propiedades. Comprobé como sus rayos de luz toman formas vivas, convirtiéndose en seres humanos, para ser más específicos.
Aunque sólo puedo dar fe de un ejemplo que evidencia esa fascinante transformación, y estoy consciente de que un caso aislado no es prueba comprobable; también sé que hacer público este interesante descubrimiento desataría un enorme debate científico.
Por eso no revelar tu secreto, jamás difundiré que eres un Rayito de sol, y que has cobrado vida entre nosotros, tampoco diré cómo tu energía ha acariciado mi piel en un baile natural que aún me arde por dentro.
Ignoro, y es mi interrogante, ¿cómo haces para que no se den cuenta de que esa luz que irradias proviene directamente del sol? Pero mi percepción fue más astuta que tu disfraz de dulce y hermosa mujer.
Te cuento cómo me enteré:
El intenso destello de tus ojos, verdaderamente cautivantes, ellos me lo revelaron todo, me hablaron de la calidez de tus suspiros, y tu mirada me decía a gritos sobre la ternura de tu ardor.
Sí, callaré, pero a cambio de que tú, Rayito de sol, no fundas con tu intenso calor la coraza de acero que protege mi pecho.
¿Trato hecho?
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