miércoles, 22 de junio de 2016

Un Picazo para Gómez




El viernes 17 de junio se conmemoró el 111 aniversario de la muerte del “Último de los libertadores de América”. En esa fecha, pero en 1905, olvidado por la fortuna y deteriorado por la ingratitud, fallece en La Habana, Cuba, Máximo Gómez Báez.

Días antes, el equipo de Con Miel y Con Hiel fue invitado por La Fundación Generalísimo Máximo Gómez, a cubrir el “primer picazo” para la reconstrucción en Baní, de la casa familiar del líder militar dominicano. Un evento con una importancia histórica tan trascendental, que sería un sacrilegio perderse.

Foto: La Señal Medios
Los aprestos para asistir al acontecimiento iniciaron con la programación de una entrevista al vicepresidente de La Fundación, Carlos Rodríguez Almaguer, un escritor e historiador cubano que ha demostrado estar comprometido con que el pueblo dominicano conozca la figura de uno de sus más excelsos hijos.

El jueves 16 a las 9:00 am., se efectuó la conversación con Almaguer, se acordó un encuentro breve e introductorio; los compromisos laborales no permitían más de 10 minutos. Pero la inmensidad del nombre de Máximo Gómez no se puede condensar en 600 segundos. Le tomó al letrado una hora detallar la importancia simbólica de lo que acontecería 24 horas después.

Una entrevista, que más bien, fue un paseo por la semblanza del Generalísimo. En esta ocasión el entrevistado no era el protagonista, era una especie de vocero que desafió los lineamientos del tiempo, y trajo consigo el mensaje vivo que Máximo Gómez expresa a los pueblos de América.

Surcó la vida de Gómez, su crecimiento como militar, los personajes que influenciaron sus pasos, sus inicios como soldado, su travesía por el ejército quisqueyano. Comentó sobre la salida del país y su sorprendente llegada a Cuba, habló sobre su comprometida integración a las tropas independentistas cubanas y sobre la designación histórica como Mayor General por el presidente Carlos Manuel de Céspedes.

--¿Carlos como persona, qué persigue con esta acción altruista? ¿Busca colocar su nombre al lado del de Máximo Gómez o su intensión es resaltar la figura de un gran hombre latinoamericano?, pregunté resoluto a identificar si existe algún trasfondo en esta generosa avanzada.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Almaguer al comprender el osado cuestionamiento, y se apresuró a responder. -¿Qué busco?, que los dominicanos conozcan a unos de sus hombres más ilustres, eso nada más es lo que me interesa. Su respuesta fue breve y escueta, le creí. Sus ojos destilaban verdad y en el timbre de su voz se acordonó una especie de patriotismo y admiración hacia un hombre, que de seguro habría dado la vida por estrechar su mano.


Desde Baní, hasta Cuba


Baní, el municipio cabecera de la provincia Peravia, fue la cuna de uno de los militares americanos más gallardos del siglo XIX, Máximo Gómez, y qué mejor lugar para erigir un museo en honor al libertador de Cuba, que la tierra donde nació.

Eran las siete de la mañana cuando abordamos un transporte con dirección a Baní, fue un recorrido tranquilo y refrescante, ver por la ventanilla las montañas que adornan la entrada a la Región Sur de República Dominicana fue enriquecedor.  Paradas obligadas para dejar y abordar pasajeros, daban la impresión de que cambias de posición en la cama entre sueño y sueño, precisamente, el verdor de esos cerros te hacía creer que soñabas.

Alrededor de hora y media tardó el recorrido, y al poner un pie fuera de la guagua, el caluroso recibimiento no se hizo esperar. El intenso sol extendió su mano y nos dio la bienvenida con un cordial y abrasante saludo. Las 8:30 de la mañana y el calor se posaba en tus hombros como si el medio día, ansioso, había adelantado su llegada.

Tomó unos minutos para que los sentidos y la temperatura corporal se adecuaran al ardiente clima. Aún semiaturdidos por el calor, pasamos revista al lugar, era como si el tiempo se detuvo, ya el sudor se sentía acariciando el rostro, la pantalla del móvil marcaba el clima: 29º C., sensación térmica 33º C.
-¿Prendieron un horno?, pensé.

De pie en la calle Máximo Gómez, preguntamos a unos transeúntes dónde quedaba el Parque. La deferencia fue inmediata, con una amabilidad natural un caballero nos indicó la ruta a seguir. Las cuadras eran cortas, pero el calor las hacía eternas. Erramos la locación, llegamos al parque equivocado.

Pero extraviarnos fue lo mejor que pudo pasar, averiguando la dirección correcta palpamos con mayor hincapié lo afable y desprendido que es el banilejo. No miraban con extrañeza ni desdeño, todo lo contrario, eran diligentes en responder y con una decencia al  hablar que refrescaba la temperatura.

Por fin encontramos el Parque Máximo Gómez, eran las 9:02, al pasar las barandas negras de metal, fue como si nos adentramos a un portal dimensional que te transportaba a otro espacio-tiempo. Unos jornaleros podaban los árboles para embellecer la vista, parecía que entramos  a una especie de conuco construido con cemento. De frente, a 11 pasos del portón, una esfinge del Generalísimo te recibía estoica y vigilante.

A la izquierda, uno de los cinco espacios “jardinezcos”, divididos por paseos, te enverdecía la mirada, en la misma ala, otro jardín más se prestaba elegante a ser fotografiado. Detrás de la estatua principal, un tercer huerto con un robusto árbol de javilla se adueñaba del lugar, en ese sitio se hará la réplica del bohío familiar de Gómez.



A las 9:22, la parcela de la derecha me silbó, eran unos pajarillos que jugueteaban entre las ramas de los arbustos; pero puedo asegurar que escuché el silbido como si me llamaran, me dirigí al lugar, en este se encontraba un horcón viejo y desgastado, protegido por una caseta abierta de cemento; el pedazo de palo tenía un aura que lo hacía imponente y  rudo. Era la última columna existente de aquella choza que albergó al líder independentista.

El acto dio inicio pasadas las 10:00 a.m., casi todos los convocados estaban presentes. No fue un evento multitudinario, pero la señoría de los invitados le daba una majestuosidad que llenaba los espacios vacíos. El calor era el único factor que te conectaba con la dimensión dejada atrás al entrar en el parque,
--“Ni una brisita”, escuché decir a uno de los trabajadores.

El maestro de ceremonias da apertura a la actividad, las diez-diez marcaba el reloj, describe el programa que se va a agotar, la prensa local enfiló sus cámaras, a excepción de nosotros, la ausencia de periodistas capitalinos era notable. Se entonan los Himnos Nacionales de Cuba y República Dominicana.

Los invitados están de pie a la izquierda de la estatua de Gómez, buscaban algo de sombra, se escabullían del astro rey como si su vida dependiera de ello, no era para menos, en la medida que los minutos avanzaban el calor se hacía más sofocante.

La ofrenda floral fue realizada alrededor de las 10:20, para luego pasar a las intervenciones de las personalidades, las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del Presidente de la Sala Capitular del Ayuntamiento Municipal Ney González, quien destacó la importancia de tal iniciativa para el pueblo de Baní, y el orgullo que sentía.


Quince minutos después se hacía con el micrófono Vinicio Encarnación, presidente del Movimiento de Solidaridad con el Generalísimo Máximo Gómez, su discurso fue un poco extenso, pero con una carga socialista y revolucionaria muy marcada. Y no era para menos, ya que la figura del Che estaba gravada en el pecho de su camiseta.

Con los ánimos enarbolados, faltando 20 para las 11 de la mañana, Carlos Rodríguez Almaguer, vicepresidente del la Fundación, toma el improvisado pódium visiblemente emocionado, su discurso estuvo cargado de poesía y citas del prócer banilejo. Resaltó la inmensidad del “Napoleón de las Guerrillas”, encumbrándolo al lado de figuras como Simón Bolívar y José Martí.


A seguidas, se llamó al público a ocupar las sillas plásticas colocadas frente a la parcela donde se levantará la réplica del bohío. El sitio estaba deslindado con marcas de cal. A las diez y cincuenta, el presidente de la Fundación Máximo Gómez, Ivan Peña, se hace con la palabra. Se dispuso a presentar el acto del “Picazo”.

En su discurso mencionó al Prof. Juan Bosch, ya que el desaparecido político e intelectual dedicó muchas páginas de su pluma a Gómez, también se refirió a como se incluyó en la doctrina “del partido” enseñar sobre de la vida del coloso nacido en República Dominicana y que navegó hasta Cuba para enarbolar la antorcha independentista.

Tras su interlocución se procedió a otorgar diplomas de membrecía a algunos de los presentes en la ceremonia, destacándose los nombres de Jorge Zorrilla Ozuna, presidente del Partido Cívico Renovador; Wilton Guerrero, Senador de la provincia Peravia; Rafael Nino Féliz, vicerector de extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.


Justo a las 11 de la mañana fue presentado el arquitecto Fremio Mejía, encargado de la obra, quien detalló los pormenores del alegórico proyecto. El caballero pronunció una frase refiriéndose a la choza donde se crió Máximo Gómez, y cito:
¿Cómo una construcción tan sencilla y con materiales tan nobles, pudo dar albergue a tanta dignidad humana?
A continuación se procedió a realizar el picazo simbólico y las fotografías de lugar.


Cerca de las 11:30 llegó al acto el destacado político Víctor Gómez Bergués, su arribo fue anunciado momentos antes por Ivan Peña, pero dejó en expectativa su identidad, pues solo lo mencionó como un importante colaborador y amigo del legado del General Gómez.

Con las palabras de Bergués concluyó el evento, ya era medio día, la temperatura había aumentado a 38° C., con una sensación térmica de 42°.

El acto fue emotivo y substancial por demás, lamentablemente que la juventud brillara por su ausencia. Tal vez invitar algún colegio o institución hubiese sido una buena medida.

Esta clase de iniciativas, donde se destaquen y den a conocer las grandes figuras que marcaron nuestra historia como nación, son necesarias para encender en el pecho de nuestros jóvenes esos valores y principios que cada día escasean más.


En hora buena Fundación Generalísimo Máximo Gómez, gracias por tal altruista servicio a la Patria.




Edición y  manejo: @dionikitamusic





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