Gabriel García Márquez, “El Gabo”, inmortalizó el ficticio y por demás fantástico pueblo de Macondo en su universal novela Cien años de soledad. Le tomó justamente un siglo a la comuna fundada por José Arcadio Buendía nacer, crecer, reproducirse y finalmente desaparecer de la faz de la tierra. Un fascinante y absorbente relato cargado de heroicos personajes que se turnan el protagonismo en el devenir de las siete generaciones de la familia Buendía.
Más de 50 años han pasado desde aquel fatídico
día en el que, en ese entonces, presidente de los Estados Unidos de América,
Lyndon B. Johnson, ordenó la intervención militar norteamericana en la
República Dominicana, llamada Operación Power Pack; siendo esa la segunda
intervención militar perpetrada por el país norteamericano contra Quisqueya.
Y fue como si la desdicha y la desesperanza que azotó a Macondo se haya posado de golpe y porrazo sobre esta media isla.
Y fue como si la desdicha y la desesperanza que azotó a Macondo se haya posado de golpe y porrazo sobre esta media isla.
Días antes, un levantamiento cívico militar
encabezado por los coroneles Rafael Tomás Fernández Domínguez y Francisco Alberto Camaño Deñó, buscaba
reestablecer la Constitución de 1963, por tal, llamados “constitucionalistas”,
y reponer en el gobierno al depuesto presidente de la República Dominicana Juan
Bosch. Estos militares
reformistas y aguerridos combatientes civiles salieron a las calles el 24 de
abril de 1965 y tomaron el Palacio Nacional. La revolución tomó la dimensión de una guerra civil,
cuando las fuerzas conservadoras del ejército, dirigidas por el general Elías Wessin y Wessin, devolvieron el golpe contra los constitucionalistas
el 25 de abril.
La intervención de los marines de los Estados Unidos |
La operación táctica bajo la dirección
del teniente general Bruce Palmer inició con un despliegue militar compuesto
por 41 buques apostados en las costas con el objetivo de bloquear la isla,
luego se unió a esta avanzada un numeroso contingente castrense con el que
sumaron 42 mil los soldados estadounidenses asignados para esa nefasta misión
de injerencia política y militar. Esta exorbitante cifra de uniformados gringos aún está en discusión entre los foros de historia dominicana.
Siguen repitiéndose las coincidencias
entre estos acontecimientos ocurridos en República Dominicana y las peripecias
narradas por García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, en su tan
laureada novela. Ya que en Macondo estalla una guerra civil y al igual que el
coronel Caamaño Deñó en Santo Domingo, el coronel Aureliano Buendía (segundo
hijo de José Arcadio Buendía), dirige la lucha contra el régimen conservador en su adorada Macondo.
De seguro que mejor habría terminado el coronel Caamaño
de haber seguido los pasos de Aureliano, y tras la guerra se hubiese retirado a
un taller para fabricar "pescaditos de oro". Ya que el interfecto héroe nacional
encontró su muerte en febrero de 1973 al desembarcar junto con un reducido
grupo de patriotas por playa Caracoles, al sur del país, con la intención de iniciar un frente guerrillero
contra el gobierno autoritario del Dr. Joaquín Balaguer.
Francisco Alberto Caamaño Deñó |
Fotografía extraída del artículo: Bosch, "La revolución de abril y la doctrina Johnson", Leonel Fernández |
“Fundamentalmente un demócrata y reformador social”, llama el expresidente Leonel Fernández al extinto líder y fundador del Partido de la Liberación Dominicana, profesor Juan Bosch; “…un hombre con sentido de dignidad e independencia.” Agrega quien fuera el Primer Mandatario de la Nación durante tres períodos (1996-2000, 2004-2008, 2008-2012).
¿Y por qué solo admirarlo sepultado bajo
un puñado de palabras que resaltan su entereza como ser humano y político
admirable? ¿No sería más sensato honrar su nombre y su memoria siguiendo su
ejemplo y actuando conforme a ello?
La elaboración y promulgación de una
Constitución, por demás liberal y preñada de elementos sociales. Una serie de
restricciones al derecho de propiedad de los extranjeros. La aplicación de una
reforma agraria que limitaba el latifundio y que beneficiaba a la clase
campesina. Y pensar que todas estas medidas fueron tomadas por el profesor
Bosch en un período de siete meses, tiempo suficiente para que la clase
conservadora, los militares latifundistas y los empresarios norteamericanos
entren en pánico y tramaran en conjunto el vil Golpe de Estado contra el
gobierno del presidente Bosch. Plan que se logró concretar, para la desgracia
del pueblo dominicano, el 25 de septiembre de 1963.
Siete meses le bastó a un hombre para
demostrar con sobradas pruebas lo que en 53 años otros no han podido. Durante
siete meses un valeroso caballero le puso en sus manos a esta nación un sistema
de Gobierno enfocado en mejorar las condiciones de vida del dominicano,
dirigido a disminuir en su mínima expresión la inequidad y la pobreza. Un plan
de Estado encaminado a borrar aquellas centenarias desigualdades sociales.
Pero como pasa en muchas ocasiones, las
buenas acciones provocan devastadoras reacciones y una serie de perversos
hombres se ha dedicado, desde 1965 a la fecha, a intentar desaparecer de
nuestra historia esos dulces siete meses, con desgarradoras gestiones
gubernamentales que han convertido a la República Dominicana en una Macondo
desolada y herida.
50 años de soledad han pasado desde
aquel fatídico día, y ya es tiempo de despertar, antes que sea demasiado tarde,
antes que vientos huracanados borren a Quisqueya de la faz de la tierra.
Es un compromiso patriótico evitar pasar
otros 50 años de soledad, porque no tendremos un segundo chance.
Corrección: @jcrhenriquez
Ya ese infortunio lo presagia El Gabo en su novela: "...porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra".
Corrección: @jcrhenriquez
DERECHOS RESERVADOS.
0 comentarios:
Publicar un comentario